"La relación matemática entre las dimensiones de las alas y el peso del abejorro nos indican que volar le sería totalmente imposible.
Pero el abejorro lo ignora, es por eso que vuela"

viernes, 30 de diciembre de 2011

Bienestar

10 pasos a seguir para sacar tu mejor sonrisa mañanera:

1. Madruga. Las 8am sería la hora ideal. Levántate de la cama después de estirarte de forma felina y siente ese frío de invierno al salir de esta.

2.  Ponte las pantuflas, o mejor, ve descalzo/a hasta el lavabo mientras te vas chocando con los marcos de las puertas y te frotas los ojuelos.

3. Lávate la cara. Con agua fría. Y coge esa toalla recién colocada en el toallero que huele a suavizante. (Notas su calidez? No, no está caliente, ni siquiera tibia. Es que tienes la cara helada).

4. Ve a la cocina. (Estate seguro/a de que esté vacía y en silencio)

5. Pon café a hacer.

6. Mira por la ventana mientras hueles y escuchas cómo va subiendo el café.

7. Fija tu mirada en un punto o en algo concreto. Búscale la belleza. Su esencia.

8. Coge tu réflex. Quédate con ese momento, único.

9. Abre la ventana, es esencial que fuera haga frío. Y huele la calle. (hhhmmmmmm humedad). 

10. Ve a desayunar mientras te sientes increíblemente bien.





viernes, 16 de diciembre de 2011

Anochece

 
    Llega un momento del día en el que el Sol se vuelve tímido.
Entonces es cuando coge la manta de la noche y se tapa sus "vergüenzas", después de haberlas mostrado con soberbia durante toda su jornada. Es entonces cuando vuelve a casa a pie, lentamente, sin echar la vista atrás al mundo que deja ensombrecido. Y llega la Luna, con su sonrisa de cuarto creciente, siempre blanca y brillante, orgullosa de cuidar de la voluntad de nuestros sueños.
Se cruzan por el camino y la Luna le guiña un ojo al Sol; ella siempre tan tímida, que nunca había estado expuesta a grandes grupos de gente, pero era feliz con sus cuatro poetas enamorados a sus pies, siempre expectantes. Entonces el Sol, el astro rey, más chulo que ninguno, coge y le toca el culo. Le transmite un poco de calor y sigue hacia adelante en su camino. Lo había aprendido de la gente de día, los que corren sin mirar alrededor, los que no son capaces de cuidar de sus sueños y los dejan a merced de la Señora de la Noche.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Hacia lo salvaje

“Ella fue la primera de sus hermanas en huir,
De la casa que la vio nacer, hacia lo salvaje…
Cada día era un regalo, libre de sol a sol.
La montaña fue su salvación, y entre las fieras se crió. ”


Aquella mañana ella había salido de casa como siempre, con su mochila al hombro, un kimono desgastado y cuatro libros con las esquinas de las hojas dobladas. Pero era un día distinto. Era libre, más libre que nunca. Marchaba hacia lo salvaje, con la determinación de hacer de su sueño, su vida. El sol brillaba con fuerza y le calentaba las mejillas, mientras que el vapor de su boca salía en cada suspiro. Cogió aire por la nariz y llenó sus pulmones de aire frío mañanero, aire puro, aire de vida, del que te limpia por dentro. Y es que ella cada vez que se sentía mal no tenía más que respirar de ese aire fresco que huele a monte y hierba por las mañanas temprano. “Está bien esto de madrugar” pensaba “Hay muchas más formas y tiempo para vivir buenos momentos, para ser feliz”.
La luz de la mañana siempre había sido especial para ella. Aún recordaba cuando, ya hacía bastantes años, vivía en la montaña y salía con James a rugirle al mundo en cuanto los rayos del sol se colaban por las rendijas de su ventana. Siempre sonreía al recordarlo. Patear montaña arriba sin más quehacer que estirar los brazos al llegar al destino, tomar aire a ojos cerrados y que James le diera un lengüetazo en la cara, era el mejor regalo que la vida le podía hacer. “En fín, supongo que pase lo que pase siempre me quedarán esos momentos, sólo míos y compartidos con quien yo quiera o quise, aunque sea en la memoria.” Y por eso también sonreía. Tener algo que te pertenece y seguirá formando parte de ti siempre, de forma incondicional, sobre todas las cosas, con lo que poder sentirte bien  y acudir a ello cuando lo necesites era una razón por la que sonreír a cualquier hora del día. Eso la hacía grande.



No tenían ni idea de lo alto que podía volar. No lo sabía ni ella.



Suena: http://www.youtube.com/watch?v=YAyjDHbsmRg     (no tiene desperdicio, escuchadla)