Éranse una vez unas pestañas largas y castañas, que me volvían loca. Que atravesadas por la luz del sol brillaban de forma distinta, que le daban un aire inocente a tus ojos, que al bajarlas temblaba el mundo. Éranse una vez tus párpados que las sostenían. Suaves. Lisos. Templados. Tal vez, la parte que más me gustaba de ti y que más te diferenciaba del resto, porque en ellas podía verse tu lado más vulnerable. Érase una vez, ya que una vez lo fue, una mirada clara y transparente; de esas que intentas evitar porque en cuanto se cruzan con la tuya es imposible salir de ellas. Y de esas que no se logran olvidar tan facilmente.
Érase la tranquilidad que me desprendía. Y tu olor.
Hola, concisas y precisas letras desnudan plácidamente la germinal belleza de este blog, si te va la palabra elegida, la poesía, te espero en el mio,será un placer,es,
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gracias, buen día, besos numantinos..
Muy bueno tú blog, enorabuena compa, da gusto leer tu pagina. Soy un seguidor tuyo de twitter, David Antifa. Saludos
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